Puntada
& Ornamento (bordado
en papel).
Exposición
de Laura Soboleosky en On Gallery (Entre Ríos 579).
3
de octubre – 30 de noviembre de 2019.
Caos
contenido
«Dios está en los
detalles» era la fase favorita del arquitecto minimalista Mies
van der Rohe. En el caso de Laura Soboleosky los detalles están
ordenados por tintes, formas -circulares o cuadrangulares-, y tamaño.
En las paredes de On Gallery nos
recibe una serie de papeles bordados de características abstractas.
Hay una síntesis depurada que se aleja del ornamento que predica el
título de la muestra para acercarse a la estructura abstracta
subyacente de las cosas. ¿Esas formas existieron o parten de la
imaginación de la bordadora?
Son líneas que se sostienen por
sí mismas sin necesidad de puntadas de más: las que hay son las
necesarias. Ni una más, ni una menos. Como las vigas de los
edificios que tanto dibujó. Cuando aún se dibujaban los planos a
mano, poniendo el cuerpo sobre el proyecto en sentido literal. Porque
lo manual y lo progresivo forman parte del modus operandi de
Laura en los últimos años, ya sea como arquitecta primero, y como
aficionada de distintas disciplinas artísticas luego.
Podemos hablar de una creadora
de universos textiles donde la trama se va generando capa a capa, con
la templanza de la abeja que arma su panal.
Hay una línea de contorno muy
presente, que contiene esos universos. Quizás nos podamos remitir al
Universalismo Constructivo de Joaquín Torres García, artista
oriundo de las tierras uruguayas que la artista disfruta visitar con
frecuencia. Por el camino de un desarrollo propio, con una base
sólida y una idea en mente Laura trabajó casi doce meses para esta
serie de piezas. Independiente del arte de rápido consumo que
podemos encontrar en la actualidad, ella sostiene la bandera del
trabajo minucioso, aunque lleve más tiempo, aunque haya que acomodar
la postura, aunque las manos se cansen. El disfrute de ver
desplegarse ante ella infinitas posibilidades de combinaciones, y la
dicha de encontrar materiales nuevos en las tiendas de la ciudad.
Aquí el factor temporal
sobrevuela la sala: hay que detenerse a observar. Aviso: tienta
tocar. Qué ganas de tocar, gran y antigua paradoja de los espacios
expositivos de arte. No tocar. Podemos mirar, imaginarnos la suavidad
o aspereza de esas lanas e hilos, cada vez más finos y sofisticados.
Mientras se gestaba la muestra pasaron estaciones, traslados,
participaciones en otras muestras, colaboraciones textiles por causas
del interés de la artista, y una serie de intercambios de
conocimientos y expectativas con los artistas Chiachio &
Giannone, considerados como muy fructíferos por la Laura.
Claro, que sus líneas rectas
delimitan nuestra experiencia, ¿vicio de la profesión o necesidad
de contener esos mundos expansivos? Da cierta sensación de seguridad
ese borde. Contiene, pero no aprieta. Delimita hasta dónde, pero no
opaca nuestra inmersión en las líneas táctiles y visuales.
Celestina
Farroni