💭 Me he visto animada a pensar en mis referencias creativas. Aquí están:
• Valerio Adami (Bolonia, 1935): un pintor, diseñador y grabador italiano con un estilo personal, síntesis de Cubismo, Pop art y Futurismo.
• Andy Warhol (Estados Unidos, 1928-1987), tanto la persona como su obra. Cuando lo descubrí de adolescente fue magnético: su desenfado, su visión comercial, su iconicidad que ha logrado que a día de hoy reconozcamos una de sus obras a primera vista. Fue parte de una época y un momento, el verdadero “estar donde hay que estar” (Nueva York) en el momento justo de explosión del pop y la vida nocturna.
• Michael Craig-Martin (Irlanda, 1941): pinturas de objetos cotidianos en colores estridentes. Influencias del minimalismo y el surrealismo, guiños conceptuales. Su escala y técnica me encantan.
• Mark Rothko (Letonia, 1903-1970): un pintor que trascendió el movimiento expresionista abstracto, para generar una intención propia alrededor de sus obras de campos de color: envolver al observador, evocando una variedad de emociones.
• Louise Bourgeois (Francia, 1911-2010): una frase de ella me salvó la vida, “Art is a guarantee of sanity” (“El arte es garantía de cordura”).
Esta artista vivió una dramática vida interior, que pudo transmutar en esculturas y piezas singulares, dentro de las más enigmáticas del arte moderno – en círculos sociales que estaban presididos por varones.
• Madrid (y diría, las grandes ciudades capitales en general, porque lo mismo me pasa con Londres, Nueva York o Berlín): es un lugar muy vibrante, muy diverso, multicultural, con una oferta cultural desmedida, caminable aunque sea por partes.
• El texto: ya sea escrito (los mensajes de Whatsapp, carteles, anuncios o nombres propios y de calles) u oral (fragmentos de conversaciones robadas al aire o personales, canciones, poesía recitada, frases que alguien pronuncia en un sueño).
.• La Universidad Nacional de Rosario – Facultad de Humanidades y Artes: mi paso por la UNR me acercó a profesionales que me influyeron, me hizo conocer lecturas críticas que me ayudaron a pensar el arte y moldear mis ideas sobre él, y el espíritu de grupo me enseñó a armar red con otros colegas para trabajar en colectivo o montar eventos autogestivos juntos. Me enseñó a mirar, y explotó el bichito de visitar muchas exposiciones, y luego querer escribir sobre ellas. Todo esto de manera gratuita y generosa.
• El arte chicha (cartelería). Me fascinan los colores estridentes y la línea negra marcada de esta estética kitsch peruana nacida en la década de 1980, una especie de barroco contemporáneo.*