domingo, 22 de julio de 2018

Muchas veces me preguntan qué es el arte terapia. Justo por estos días escribí un artículo para una revista sobre terapias alternativas que está por salir, donde se habla de esto y se los quiero compartir.



ARTE PARA SANAR

  Todos los individuos, estén o no entrenados formalmente, poseen la capacidad de generar un objeto o imagen artística. Ante una enfermedad, el arte se constituye como una respuesta inmejorable.
  El arte terapia busca trabajar de forma artística, con los materiales y técnicas convencionales de cualquier taller de dibujo y pintura, pero con finalidades mayores. Se complementa con material audiovisual (música tranquila, videos cortos sobre el tema que queramos ilustrar, o charlas motivacionales específicas). Es un espacio de experimentación y libre expresión. El foco no está puesto tanto en el resultado final como en el proceso.
  La producción manual posibilita, entre otras cosas, conectarnos con momentos de la infancia. A medida que crecemos, si no hemos elegido una carrera afín a las artes se vuelve cada vez más esporádico el uso de lápices de colores, fibras o la confección de un collage. Muchos alumnos manifiestan sorpresa al verse entretenidos cortando papeles de colores como cuando eran niños.
  Como profesora me preparo, me formo, busco ejercicios, pero cuando llega el momento de la clase curren muchas situaciones espontáneas. Por ejemplo, que el alumno quiera contarme algo que le sucedió en el día, discutir un tema de actualidad o trabajar en torno a algo que vio el fin de semana.
  Ocasionalmente ocurre también que el clima seguro y cálido lleva a la persona a desahogarse y no faltan las lágrimas. Mi rol aquí es de contenedora y guía, nunca ocupando un sitio de otro profesional (psicólogo, psiquiatra o médico clínico matriculados). En lo que puedo ayudar es en cómo canalizar esas emociones a través de la práctica artística.
  En cuanto a lo corporal, la mayoría de los alumnos trabajan a la par con un kinesiólogo, por lo tanto en las clases nos enfocamos en dominar el pulso, corregir la postura y restarle rigidez a los miembros (muñecas, cuello).
  Finalmente, regalarse una hora y media para uno mismo hoy en día, en la vida urbana que llevamos con tumulto, ruidos y ritmo acelerado es un regalo a uno mismo. En el salón de clases muchas veces se descubre un espacio (interior) desconocido, donde se disfruta de hacer algo con las manos lejos de las obligaciones cotidianas. La premisa es conectarse con el aquí y ahora.

Celestina Farroni
celestinax@hotmail.com