miércoles, 23 de octubre de 2019

Crítica sobre exposición de Laura Soboleosky en On Gallery


Puntada & Ornamento (bordado en papel).
Exposición de Laura Soboleosky en On Gallery (Entre Ríos 579).
3 de octubre – 30 de noviembre de 2019.


Caos contenido

«Dios está en los detalles» era la fase favorita del arquitecto minimalista Mies van der Rohe. En el caso de Laura Soboleosky los detalles están ordenados por tintes, formas -circulares o cuadrangulares-, y tamaño.
En las paredes de On Gallery nos recibe una serie de papeles bordados de características abstractas. Hay una síntesis depurada que se aleja del ornamento que predica el título de la muestra para acercarse a la estructura abstracta subyacente de las cosas. ¿Esas formas existieron o parten de la imaginación de la bordadora?
Son líneas que se sostienen por sí mismas sin necesidad de puntadas de más: las que hay son las necesarias. Ni una más, ni una menos. Como las vigas de los edificios que tanto dibujó. Cuando aún se dibujaban los planos a mano, poniendo el cuerpo sobre el proyecto en sentido literal. Porque lo manual y lo progresivo forman parte del modus operandi de Laura en los últimos años, ya sea como arquitecta primero, y como aficionada de distintas disciplinas artísticas luego.
Podemos hablar de una creadora de universos textiles donde la trama se va generando capa a capa, con la templanza de la abeja que arma su panal.
Hay una línea de contorno muy presente, que contiene esos universos. Quizás nos podamos remitir al Universalismo Constructivo de Joaquín Torres García, artista oriundo de las tierras uruguayas que la artista disfruta visitar con frecuencia. Por el camino de un desarrollo propio, con una base sólida y una idea en mente Laura trabajó casi doce meses para esta serie de piezas. Independiente del arte de rápido consumo que podemos encontrar en la actualidad, ella sostiene la bandera del trabajo minucioso, aunque lleve más tiempo, aunque haya que acomodar la postura, aunque las manos se cansen. El disfrute de ver desplegarse ante ella infinitas posibilidades de combinaciones, y la dicha de encontrar materiales nuevos en las tiendas de la ciudad.
Aquí el factor temporal sobrevuela la sala: hay que detenerse a observar. Aviso: tienta tocar. Qué ganas de tocar, gran y antigua paradoja de los espacios expositivos de arte. No tocar. Podemos mirar, imaginarnos la suavidad o aspereza de esas lanas e hilos, cada vez más finos y sofisticados. Mientras se gestaba la muestra pasaron estaciones, traslados, participaciones en otras muestras, colaboraciones textiles por causas del interés de la artista, y una serie de intercambios de conocimientos y expectativas con los artistas Chiachio & Giannone, considerados como muy fructíferos por la Laura.
Claro, que sus líneas rectas delimitan nuestra experiencia, ¿vicio de la profesión o necesidad de contener esos mundos expansivos? Da cierta sensación de seguridad ese borde. Contiene, pero no aprieta. Delimita hasta dónde, pero no opaca nuestra inmersión en las líneas táctiles y visuales.

Celestina Farroni





martes, 1 de octubre de 2019